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COMENTARIO – “Día de la Solidaridad y una pandemia que nos ha golpeado demasiado fuerte” (por Carolina Gangas Sobarzo, Abogada y Gestora Social de Tierra Amarilla)

 

Todos los meses de Agosto, son llamados desde hace algún tiempo, el Mes de la Solidaridad, donde recordamos a una de las más grandes figuras de la historia social de Chile, nos referimos a San Alberto Hurtado Cruchaga, S.J.

Mucho tiempo ha pasado desde ese entonces y también muchos acontecimientos que han ido puliendo la sociedad en la que vivimos, donde desde la modernidad y la integración a grandes mercados, pasamos casi volando a una desigualdad e injusticia casi galopante, en donde hemos sido testigos de que la repartición de los ingresos entre unos pocos y la gran mayoría de los chilenos, ha sido por decir lo menos, aberrante y reflejo fiel de todos los problemas derivados de aquello, entre los más importantes, mencionar la pobreza, la aniquilación del trabajo, la impersonalidad de las personas, la destrucción familiar, la polarización social y tantos otros fenómenos que ponen a prueba cada día y cada hora, nuestra alma nacional.

La presente pandemia de coronavirus en realidad ha golpeado fuerte, demasiado fuerte al corazón de cada familia de nuestro país, de nuestra región y de nuestra comuna de Tierra Amarilla, donde las noticias día a día impactan a nuestra gente, sembrando un halo de pesimismo y de falta de esperanza que a veces sentimos que aumenta día con día.

En esta pandemia, ciertamente lo más complejo ha sido mantener el corazón de los ciudadanos en alto. Ha sido difícil pasar de un tiempo de pleno trabajo y desarrollo a un confinamiento que ha destruido millones de puestos de trabajo en todo el país. Creemos que en este momento los chilenos debemos desarrollar un alto sentido solidario y humanitarista para estar con quienes no tienen o lo han perdido todo. Y es por eso, que desde esta Tribuna, insistimos en solicitar la mayor cantidad de esfuerzos para que todo aquél que considere que tiene algo que dar o algo que compartir, que lo haga. Es este el momento en donde todos decimos lo orgullosos que somos de ser chilenos, atacameños, copiapinos, o tierramarillanos, o donde usted se encuentre leyendo este comentario, y además, decir que somos solidarios y que cooperamos con un granito de arena para enaltecer el espíritu de quien está decaído.

Es mi humilde invitación, y creemos que podremos así, recuperar el mensaje de San Alberto Hurtado, indiferente de nuestras creencias o dogmas, porque para ir en ayuda del menesteroso, los dogmas o creencias deben de estar en último lugar.

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