Hay que entender que las manifestaciones expresan una molestia que existe en general con todo el mundo político, los empresarios y detentadores del poder de todos los sectores. Sin duda quienes tienen mayor responsabilidad son quienes detentan el poder ejecutivo. Estando en veredas opuestas ante la ciudadanía, tanto gobierno como oposición, tenemos responsabilidades, por acciones u omisiones, al impedir los necesarios cambios. Llegó el momento de actuar responsablemente y con sentido de urgencia.
Propongo lo siguiente:
1.- Disminuir sueldos de parlamentarios, ministros y otras altas autoridades. Son vergonzosos frente a lo que ganan los chilenos promedio y es una de las causas de la disociación de los políticos con la gente. Debemos asumir el compromiso, mientras no haya ley que lo haga, de disminuir voluntariamente las remuneraciones de parlamentarios en al menos un 50%.
2.- No seguir debilitando la autoridad de la Presidencia (sic) de la República, y las otras instituciones republicanas, con nuestras acciones y declaraciones. Convenir con el Gobierno y/o su pacto, al menos las siguientes medidas urgentes:
A.- Congelar la reforma tributaria en todas aquellas normas que bajan directa o indirectamente los impuestos a los más ricos (para el Ministro de Hacienda son USD$400 millones para la oposición cerca de US$900). Bajar impuestos a los ricos y, al mismo tiempo, subir la luz, el metro, el transporte, etc. es una locura y un abuso.
B.- Retirar la reforma previsional del gobierno y hacer una reforma profunda y efectiva que suba significativamente las pensiones más bajas a niveles similares al ingreso mínimo y terminar inteligentemente con las AFPs, se puede. Reemplazarlo por un sistema de seguridad social público, multipilar, solidario, intergeneracional y de reparto como el que hemos propuesto hace algunas semanas.
C.- Acelerar proceso de descentralización, transfiriendo atribuciones para que el transporte público sea administrado regionalmente. Ley de rentas regionales ahora.
3.- Condenar con firmeza los desmanes y toda violencia sin criminalizar la protesta social, que es legítima, válida y necesaria. Terminar lo antes posible el estado de emergencia.
4.- Abrir un diálogo efectivo para provocar otros cambios profundos al modelo económico que nos permitan destrabar de una buena vez la reforma al código de agua, abordar los abusos de la concentración económica y de las colusiones, el abuso sobre los recursos naturales, etc.