Es común escuchar
las quejas y lamentos de los pequeños y medianos comerciantes de regiones
frente a la arremetida de las grandes cadenas del retail que, prácticamente,
han barrido con los emprendimientos locales en cualquier punto de nuestro país.

“La Casa Tacchini empezó con mi madre Raquel
Villalobos, quien siempre tuvo la inquietud de abrir un negocio, pero no se
atrevía porque mi padre que trabajaba en la Sali Hoschild no compartía esa idea;
pero, ella insistió haciéndole ver qué pasaría si a élle llegaba a ocurrir
alguna desgracia; afortunadamente, mi madre encontró buenas aliadas en unas
tías italianas que vivían en Quilpué, quienes la entusiasmaron para que abriera
una cordonería. Ella había estudiado modas y cosía muy bien, era una artista
vocacional de la costura y sabía muy bien cuál tela era mala y cuál era de
calidad”, recuerda su hija Wilma.
Enseguida, precisaque en 1963 se terminó de
construir el Cine Municipal y el edificio contiguo que da hacia calle Colchagua
quedó en bruto, entonces su madre postuló a dos locales que terminó de alhajar
con vidrieras y cortinas para abrir en dicho año la “Casa Tacchini”
Pero, junto con abrir la cordonería, doña
Raquel tuvo la visión de introducir la venta de géneros que comenzó a comprar
en Viña del Mar. “Cuando abrió, fue una tienda que sobresalió en Vallenar,
además que tuvo la suerte que coincidió con el apogeo de la CAP y casi todos
los trabajadores mandaban a hacer a nuestro local las cortinas, los delantales
de sus hijas y otras prendas. Para eso, mi madre instaló
un taller en el segundo piso y contrató a seis trabajadoras”.
Doña WilmaTacchini se hizo cargo del
establecimiento creado por su madre alrededor de los años 1976/1977. Anterior a
esta fecha, se desempeñaba como profesora de francés en un colegio vallenarino
y también estaba abocada a la crianza de sus pequeños hijos. “En esos años me empezó
a gustar la tienda, mi madre nunca permitió que
trabajáramos allí para que no abandonáramos nuestros estudios y desde entonces
estoy acá”.
Cabe precisar que la señora Raquel Villalobos
falleció en 2014, a la edad de 101 años. “Ella trabajó
en la tienda, obviamente sentada, pero con su mente lúcida, hasta tres meses
antes de fallecer. Se acordaba del nombre de todos los clientes, y toda la
gente la quería mucho. Como anécdota, recuerdo la ocasión en que entró un
hombre que pescó un montón de pantalones desde las vitrinas y arrancó. Mi madre saliórauda corriendo tras él y le quitó los
pantalones, siendo que ya estaba viejita… Finalmente, falleció sana,
simplemente se nos fue por la edad. Antes de fallecer, dividió todo lo que
tenía entre sus tres hijos. A mí dejóla tienda.Ella siempre se mantuvo
impecable, hasta 3 meses antes de morir, iba todos los lunes a la peluquería y
a hacerse la manicure, siemprele gustaba andar de punta en blanco”.
¿Cuál ha sido la clave para la subsistencia
de Casa Tacchini, a pesar de la presencia de las grandes tiendas nacionales y
las casas chinas?
“En gran parte, porque la gente aprecia la
calidad y la atención. Me siento privilegiada de contar con colaboradoras muy
atentas y la buena atención es imprescindible en un negocio”.