Probablemente el nombre de Ángel Cataldo no
diga mucho al común de las personas, pero si nos referimos a nuestro personaje
de hoy por su apodo, con el que cariñosamente se le identifica, mucha gente, no
solamente de Vallenar, sino que de las cuatro comunas de la provincia del Huasco,
podrán decir que conocieron y apreciaron al popular “Chico” Cataldo.
Nacido el 12 de junio de 1940, fue un hombre
que con esfuerzo y sacrificio logró obviar su falta de instrucción educacional
para asegurar que sus hijos sí la recibieran y llegaran a ser profesionales para
tener una vida menos sacrificada que la suya.
Cuando recién cumplió los siete años, sus
padres lo trajeron a Vallenar procedente de Potrerillos, luego que el jefe de
familia fuera exonerado de su trabajo en esa localidad minera.
“Empecé a trabajar
como obrero de la construcción, trabajé en la hostería de Algarrobo y en varias
otras obras”, nos dijo en una conversación que sostuvimos hace 20 años.
Al rememorar su época
infantil, cuenta que por entonces su familia vivía en el sector de la población
Gómez. “Vallenar era bastante chico en esos años. En las poblaciones Carrera y
Polvorera (Baquedano) había casas, pero bastante retiradas unas de otras.
Estaba recién comenzando a poblarse esos sectores”.
Un hecho que marcó su
vida, pero sobre lo cual no le gustaba mucho referirse, fue haber ganado en
solitario el premio de la Lotería de Concepción en 1970, adjudicándose 300
millones de pesos, una verdadera fortuna para esa época. De esa plata, destinó
80 millones para la compra de la propiedad en la que instaló su negocio y vivió
hasta el día de su muerte, ubicada en calle Sargento Aldea al llegar a Brasil.
En vísperas de la
llegada del nuevo siglo nos dijo: “Por 35 años he vendido las mejores gallinas
para la cazuela, las que en un comienzo hizo famosas mi amigo Julio Noemi
Huerta en su programa matinal de la Radio Estrella del Norte”.
Durante la conversación
que sostuvimos hace 22 años, no pudo evitar hablar con orgullo de sus hijos: El
mayor, un marino de la Armada que, por entonces, estaba próximo a cumplir 32
años; sobre su segunda hija, acotó: “Me salió Cataldo, por lo empeñosa. Ha
trabajado en Entel, Chilesat y hoy se desempeña como secretaria de Corpbanc en
Santiago. Está considerada entre las mejores funcionarias de la empresa”. Sobre su tercera hija, explicó que era
experta en computación y vivía en Valparaíso, mientras que la pequeña estaba a
dos años de terminar sus estudios universitarios de ingeniería en Alimentación”.
A la hora de hacer un
balance de su vida, nos señaló, con un no disimulado orgullo y emoción: “A los
60 años habré terminado mi tarea de criar y educar a mis hijos”.
El “Chico” Cataldo era
consciente que su esfuerzo tenía un pilar fundamental en su esposa Graciela
Quinteros: “Día y noche estamos luchando con mi vieja para sacar adelante la
última tarea, tratando que no me la gane la diabetes. Por eso, soy un
agradecido de Dios por darme vida y salud, y le ruego que me siga acompañando
hasta que mi última hija se reciba, porque el negocio está malo, ya no es como
antes”.
Recuerdo que, en la
despedida de aquella entrevista, nos dijo: “No
deje de hacerle propaganda a mis gallinitas,
porque son buenas, sabrosas y baratas”.Lamentablemente, hace algunos años, el
“Chico” Cataldo partió de este mundo, no conozco la razón, pero debe haber
influido la diabetes contra la que sostuvo una permanente lucha.
Sergio Zarricueta Astorga