Si hay un lugar al
cual todos vamos a llegar, tarde o temprano, es el cementerio, porque lo único
claro y seguro que tenemos los seres humanos es que algún día vamos a morir. Esta
máxima la entendió don Alberto Zavala Rivera quien, junto a su pariente Julio
Echeverría,echó a andar la primera empresa funeraria de Vallenar el 19 de abril
de 1947.
La historia
familiar la relata el hijo Alberto Oscar Zavala Cortés, 74 años, quien comienza
apuntando que su abuelo era descendiente directo del famoso cura Bruno Zavala, dueño
de la mitad de los terrenos del sector poniente de Vallenar, además de poseer minas
de plata en Canto del Agua.
Aun cuando estudió
en la Escuela de Minas de Copiapó, la pasión de don Alberto-padre era la
carpintería y esta inclinación lo llevó a iniciarse en este negocio. “En ese
tiempo, la gente les mandaba a hacer las urnas y las entregaban al día
siguiente”, acota su hijo Alberto Oscar, para luego agregar -a modo de
anécdota- que fueron su padre y su tío Julio Echeverría quienes le fabricaron
la urna a Epifanio Herrera Campillay, más conocido como “El gigante de Pinte”,
quien medía 2 metros y 46 centímetros.
La empresa familiar
comenzó en forma muy modesta y precaria su servicio fúnebre: “Primero partieron
con un carrito de mano, tirado por un colaborador de mi padre; después cambiaron a una carroza tirada por un
caballo negro, con pompones, muy elegante, allá por 1952, que era manejada por
mi hermano mayory,posteriormente, con un vehículo motorizado que mi padre
compró en 1963”, agrega el actual dueño de Funeraria “Zavala”, acotando que en
cierta etapa también se incorporaron los tres hermanos al trabajo familiar:
Julio, Alberto Segundo y Alberto Oscar, o sea, nuestro entrevistado. “El único
que va quedando vivo soy yo”, añade.
Uno de los hechos
importantes que marcó a esta empresa fue el servicio funerario de cambio de
urna que brindaron a Sor María Crescencia Pérez, beata argentina que pronto
será canonizada por la Iglesia Católica. “Nos vinieron a buscar las madres del
Huerto, quienes traían los restos de la madre en una urna chiquita de asbesto y
cuando la destapamos, nos llevamos la sorpresa quesu carita estaba en estado
natural, casi intacta, apesar que llevaba 35 años sepultada en el Cementerio de
Vallenar. Un milagro de Dios. Nosotros tuvimos ese privilegio para luego
llevarla al Mausoleo de la orden en Quillota. Diecisiete años después fue
trasladada a la ciudad de Pergamino, en Buenos Aires”.
Otro suceso
doloroso que recuerda Alberto Oscar Zavala es la caída del puente Huasco, en
mayo de 1967: “Esa vez murieron siete trabajadores, nosotros tuvimos la misión
de sepultarlos y fuimos a dejar un cuerpo cerca de Valdivia, otro en Ovalle,
otro a La Chimba y dos en Vallenar. En esos años, nosotros fabricábamos las
urnas entre todos los hermanos, teníamos un taller acá mismo. Hoy día fabrico
solamente las urnas chiquitas, porque ya estoy solo en esto”.
Durante la
entrevista le hacemos notar que el marketing también llegó a los servicios
fúnebres. Antes, todo era negro, los cajones y las carrozas: “Hoy existen
carrozas blancas, grises… solo faltan que sean multicolores. En cuanto a los
cajones, antes todos eran de paño, hoy son de barniz. Los primeros que fabricó
mi padre los pintaba con algarrobilla y las manillas eran de palos de escoba”.
Conocida es la
costumbre de las empresas funerarias por contratar a los llamados “buitres”,
personas que permanecen atentas en los hospitales a los pacientes que fallecen
para acudir prestamente donde los deudos a ofrecerles los servicios funerarios.
“Nosotros nunca acudimos a ellos, mi padre nos enseñó a trabajar en forma
honesta y honrada, con distancia y categoría; la gente quería a mi padre porque
era una persona recta y honesta, aunque fue harto putamadre mi viejo”, dice
sonriendo con cariño y emoción respecto de su progenitor fallecido el año 1989,
a quien le sobrevivió su esposa Blanca Cortés, fallecida hace solo tres años.
Finalmente, recalca
que “ya tengo visto con mis hijos que, cuando yo muera, ellos sigan con la
empresa, porque somos una tradición en el valle del Huasco”.
SERGIO ZARRICUETA ASTORGA
Unidad
de Comunicaciones y RRPP
Vallenar,
30 de septiembre de 2020
Producción: Mauricio Véliz Huanchicay