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Crónicas vallenarinas contemporáneas: BLANQUITA CAMPUSANO

Un supermercado contradición comercial y gran raigambre entre la comunidad vallenarina es el “Santa Bianca” que, a la fecha, acumula cerca de 80 años de actividad mercantil. Su iniciadora fue Blanquita Campusano (nacida en 1916 en el sector Los Perales, Valle del Tránsito)al abrir un pequeño local en 1940 en calle Talca, a un costado del desaparecido Teatro Prat que perteneció al empresario Iván Franulic. Hasta 1974, el almacén de Blanquita atendió en la esquina de Prat con Talca, año en que se trasladó definitivamente a su actual ubicación en Prat, entre Verdaguer y Talca. “Ella abrió solita su local, gracias a un aporte que le hizo un hermano mayor que trabajaba en el norte en la minería. Alcanzó a atenderlo personalmente durante 42 años”, recuerda su hijo Humberto Gajardo Campusano, nacido en 1953, quien aprovecha de comentar su particular llegada a este mundo. “Mi madre, que sentía gran devoción por los niños y no podía quedar embarazada, en 1951 adoptó dos niñitas de un matrimonio de parientes que se había separado, asumiendo que ya no podía tener hijos; sin embargo, sorpresivamente para ella, dos años más tarde nací yo. Una de esas niñitas se hizo cargo de mí a los 13, ya que mi madre estaba dedicada a su trabajo, y la otra la acompañó en el negocio hasta que ella falleció”. Doña Blanca contrajo matrimonio cuando tenía 23 años conel funcionario de Investigaciones Ángel Gajardo, nacido en 1914 en Curicó, quien llegó a Vallenar en 1941, aporta también Humberto para continuar comentando que a los 73 años su madre sufrió un accidente vascular, hecho que lo obligó a hacerse cargo del negocio familiar. “En sus últimos años que pudo trabajar, mi madre se encargaba de la caja y yo, junto a mi esposa, me encargaba de surtir y abastecerlo. Fue en esa instancia cuando tuvo una feliz y emocionante anécdota. Un señor muy elegante que se identificó como de Impuestos Internos le señaló que no le había dado boleta al cliente que acababa de salir del local y por eso le iba a cursar una infracción. Pero, tras unos segundos de alegatos, esa persona le dijo: “Blanquita, míreme bien, yo soy aquel niño pobre que todos los días pasaba a buscar una frutita que usted me daba cuando iba camino al colegio”. Efectivamente, ese señor era funcionario de Impuestos Internos, pero lo que yo quiero reflejar es el cariño de mi madre por los niños, a los que siempre atendía con gran cariño”. Cabe destacar que el sello de amor a los niños lo ha continuado su hijo Humberto apoyando diversas causas sociales. Actualmente, está a cargo de abastecer los 800 “almuerzos solidarios” que distribuye diariamente la Municipalidad de Vallenar para igual número de personas que atraviesan por una situación socioeconómica delicada debido a la pandemia. “Yo soy el proveedor de los restaurantes, les consigo buenos precios para que con el dinero que reciben, puedan alcanzar a más personas. Y eso viene en la sangre, lo que nos heredó nuestra madre”, concluye. Blanquita Campusano murió el 24 de junio de 2006, a la edad de 90 años.
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