Como sabemos, el viernes
recién pasado se conmemoró en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer.Más
allá de las legítimas reivindicaciones que por estos días acaparan los
titulares de los medios de comunicación, la mujer ha ejercido históricamente un
rol transformador de la sociedad y agente de cambio, que ha cambiado para
siempre el rumbo de la historia y ha hecho de nuestro mundo un lugar
mejor.
Y así como esos logros han
sido fruto del talento y el esfuerzo de todas las mujeres que han contribuido a
construir nuestra historia, la respuesta frenteal cambio climáticorepresenta un
desafío que exige grandes esfuerzos, acuerdos y liderazgos.
Es sin duda el desafío más
grande de nuestro tiempo y como todos, las mujeres también están llamadas a
hacer algo al respecto.
El 51% de la población total del
planeta está compuesto por mujeres. Sólo en una acción conjunta de todos, que
incluya y considere las necesidades y perspectivas de esa mayoría constituida
por todas las mujeres del mundo, lograremos soluciones justas a los problemas
que plantea el cambio climático que, precisamente, en razón de su justicia con
mujeres y hombres, puedan mantenerse en el tiempo y dar respuesta efectiva a
esos problemas.
Está demostrado que, cuando
las mujeres participan en la planificación de un proceso, las comunidades
experimentan de mejor manera la resiliencia al clima y mejora sustantivamente la
creación de capacidades. Las mujeres tienen una especial capacidad para
adaptarse al cambio medioambiental de manera más rápida y efectiva, especialmente
cuando las vidas de sus familias se ven afectadas.
Sin ir más lejos, cuando
ocurre una catástrofe como las que suelen ocurrir en Chile, las mujeres son las
primeras en responder a los requerimientos de ayuda, a través de la
contribución, la preocupación y, sobre todo, el fortalecimiento de los lazos
humanos.
Si observamos su
comportamiento con detención, nos daremos cuenta que perciben de mejor manera
los riesgos, contribuyendo a disminuirlos, y evalúan de forma más precisa y
asertiva los posibles daños frente a una catástrofe.
Por otra parte, y desde una
mirada productiva, también está comprobado que cuando, se les da a las mujeres
el mismo acceso a recursos que a los hombres, por ejemplo, en la agricultura, el
rendimiento de la producción puede aumentar entre un 20 y un 30%. Esto implica
no sólo implica mejorar el acceso de la población a productos agroalimentarios,
sino también una mayor sustentabilidad de la actividad agrícola al obtenerse
más y mejores productos con un mismo esfuerzo productivo.
Sabemos que los efectos del
cambio climático, como todo riesgo de la vida moderna, tiene un impacto mucho
mayor en los sectores de la población más vulnerables, agravando desigualdades
ya existentes como la pobreza y la desigualdad de género.
El mensaje es claro y está a
la vista. Si invertimos en igualdad, en el empoderamiento de las mujeres y en
equidad de género, podemos ser mucho más productivos y eficientes en la
conservación y cuidado del medioambiente, en la reducción de la pobreza, en
mejorar las políticas públicas y en lograr un desarrollo justo y sostenible.
Enfrentar el cambio climático
con una perspectiva de género, nos enseña a mirar los derechos de las mujeres y
disminuir la desigualdad desde un punto de vista nuevo e inspirador.
La participación de las
mujeres en este desafío, genera una reacción en cadena cuyos alcances muchas
veces no alcanzamos avislumbrar. La preocupación por el otro, tan propia de las
mujeres, contribuye a disminuir la desigualdad y a crear condiciones de equidad
que facilitan un desarrollo sostenible en el tiempo.
Toda esa energía femenina que
existe como un volcán en permanente actividad, debe contribuir a resolver
problemas como el cambio climático, que son transversales a toda la sociedad y
que nos afecta a todos por igual, pero de diferentes formas según las
circunstancias socioeconómicas, la edad y o el género. Las mujeres tienen esa
fuerza que nos permite unirnos en función de un propósito mayo y común, que
tanta falta nos hace hoy en día.
No por casualidad llamamos
Madre Tierra a nuestro planeta. La sociedad, el mundo y sin duda los hombres
las necesitamos. Ellas siempre han sido y siempre serán el motor fundamental
del verdadero cambio que nuestro tiempo nos demanda.
Giovanni
Calderón
Director
Ejecutivo Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático Corto