Cuando llegamos
hace un año, encontramos al Sename en medio de una profunda crisis. Sin
duda la expresión más severa de ella, dado el impacto provocado en la vida de cientos de
niños, niñas y adolescentes, se radicaba en las residencias de administración
directa, los Cread, razón por
la cual nos hemos dedicado con mucha fuerza al cierre de ellos desde el
primer día y lo seguiremos haciendo hasta lograr
reestructurar este sistema residencial.
Cerrar los Cread
y transformarlos en Residencias Familiares es un profundo cambio en
la mirada de cómo el Estado entiende y ejerce el cuidado, protección, reparación y restitución de
derechos de niños y niñas que han sido gravemente vulnerados.
No olvidemos que se trata de niños que por decisión
de un tribunal, están bajo el cuidado del Estado, dado las
graves vulneraciones que han sufrido. Cerrar los Cread y
transformarlos en residencias significa pasar de un cuidado
masivo, impersonal, con fuertes restricciones en las dinámicas
internas, criticado ampliamente por expertos nacionales e
internacionales, a un cuidado de carácter familiar, más
personalizado y con dinámicas similares a las que vive una
familia.
Nos encontramos
en un tiempo de transición. El proceso de cierres, iniciado a fines del 2018 con Playa
Ancha y la apertura de cuatro residencias familiares en Valparaíso y una en Coyhaique, contempla
un proceso gradual que nos tomará los
siguientes dos años.
Este gran
desafío no ha estado ni estará exento de dificultades. Implementar modificaciones de esta
profundidad implica enfrentar resistencias y barreras. Por
mencionaralgunas: los tiempos que toma implementar reformas dentro del
Estado por restricciones administrativas, presupuestarias y jurídicas; la
resistencia al cambio de algunos funcionarios y gremios, poner a los niños
primero a veces puede no coincidir con los intereses de todos; vencer
las barreras de los barrios y comunidades que no quieren que en
su entorno se instalen “niños del Sename”; insuficiencia de la oferta
en salud mental; y probablemente lo más triste es constatar el profundo
daño generado en cientos de niños y sus familias por un
sistema institucionalizante en el que han permanecido por muchos
años, en algunos casos la vida entera.
Este periodo también
contempla discusiones legislativas a través de importantes reformas
legales: creación del Servicio de Protección de la Niñez y el
Servicio de Reinserción Juvenil; reformas a la ley de adopción; Ley de Garantías y la llamada Ley “corta” de subvenciones que
aumenta los recursos para las residencias de los organismos colaboradores.
Hemos estado
dedicados también a iniciativas que apuntan a mejoras de más corto plazo,
tales como un nuevo modelo de supervisión, el rediseño de la oferta ambulatoria
y familias de acogida y la definición de nuevos estándares de atención.
La transición no
ha sido fácil, pero creemos que avanzamos en el camino correcto, los niños y
niñas deben ser y estar primero.
Susana TondaMitri
Directora Nacional Sename