Un día como hoy, hace 68 años, el 27 de
mayo de 1952, se produjo el reconocimiento oficial de “La Copiapó”, es decir,
la locomotora Norris Brothers, como Monumento Histórico Nacional, mediante el
decreto 4543 del Consejo Nacional de Monumentos. Así es, esta misma máquina que
lamentablemente tenemos a tan mal traer en el patio de nuestra Universidad de
Atacama, a plena intemperie, sin un resguardo del sol, la humedad, el polvo y
los vientos, y me atrevería a decir… hasta sin mantención de sus oxidados
fierros estructurales.
Sobre esta locomotora ha existido una
eterna discusión respecto de si fue o no la primera locomotora que corrió en
Sudamérica. Al respecto, el historiador vallenarino y antiguo maquinista de
trenes de la CAP, don Jaime Castillo Villegas, afirma que, efectivamente,
nuestra “Copiapó” fue el “primer tren que corrió en Sudamérica”. ¿Por qué? El
parte diciendo que un “tren” se compone de dos partes. En primer lugar, de un
elemento que “tire”, o sea, la locomotora, y otro que sea “arrastrado” sobre
una línea férrea, es decir, los carros o vagones.
Tras esta aclaración, Castillo Villegas
sostiene que el ferrocarril de la Guyana Británica que corrió en 1837 lo hizo
sobre rieles de madera, en un tramo muy corto, que no superaba los 300 metros y
no prestó servicios más allá de 3 meses, ya que debieron retirarla, porque el
humo de la chimenea ensuciaba las plantaciones de algodón. Además, esta locomotora
estaba dentro de un predio agrícola, ya que un empresario del rubro que la vio
en Inglaterra se dio el lujo de comprarla y llevarla hasta su hacienda, pero
sólo para darse un gustito personal.
Por otra parte, en el caso de Perú,
ocurrido en junio de 1851, el historiador huasquino precisa que fue solo una
locomotora y no un convoy. Por lo tanto, con pleno orgullo afirma que en
nuestra región corrió efectivamente el primer ferrocarril de Sudamérica sobre
rieles de fierro, compuesto por una locomotora y sus respectivos carros y sobre
trochas verdaderas.
Para materializar su proyecto, Guillermo
Wheelwright, quien era accionista de la Compañía Anglo-Chilena de Minas en
Copiapó, contó con el apoyo de grandes capitalistas chilenos de la época, como
Agustín Edwards Ossandón, Diego Carballo y doña Candelaria Goyenechea de Gallo.
El primer maquinista de la Copiapó fue el irlandés John O'Donovan, popularmente
conocido como "El car´e fuego", debido al color que reflejaba el
fuego de la caldera en sus rojizas patillas.
La vida útil de esta mítica locomotora
se extendió hasta 1858, fecha en la cual fue llevada a Santiago para formar
parte de la Exhibición Internacional de la Quinta Normal. Posteriormente, "La Copiapó" fue enviada
al Museo Nacional. Ahí permaneció hasta 1895 y poco a poco fue cayendo en un
irremediable olvido, hasta que -como lo dije al principio- fue declarada
Monumento Nacional en 1952.