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CRONICAS VALLENARINAS DEL AYER Vallenar: capital de Atacama y Coquimbo



En los años sesenta, con la llegada de la CAP, Vallenar tuvo un sorprendente desarrollo en todo ámbito: demográfico, habitacional y urbanístico, a tal punto que llegó a ser más atractivo residir en nuestra ciudad que Copiapó que, por entonces, era una ciudad aletargada y con escasas proyecciones de crecimiento.

Con la llegada de dicha empresa minera, se construyeron las poblaciones Quinta Valle y OHiggins; se construyó el estadio de futbol municipal, se remodeló la Plaza de Armas, se construyó el terminal de buses y a su lado un parque de juegos infantiles; se inauguró el moderno hospital “Nicolas Naranjo”; la empresa LAN tenía tres vuelos semanales y se empezó a construir el Puente Huasco, lamentablemente, de triste final. En tanto que, en las poblaciones periféricas, aumentaba la autoconstrucción. Es decir, se vivía una época de prosperidad y de grandes sueños, aumentadas con la posibilidad de explotar el yacimiento de hierro Boquerón Chañar y también con la siempre latente expectativa de construcción del Embalse El Toro para aumentar el regadío de las haciendas circundantes.

En el ámbito artístico cultural, Vallenar “la llevaba” en el norte de Chile con la agrupación cultural “Paitanás” que agrupaba a selectos hombres de las letras y las artes. Además, se inauguró la moderna sala del Cine Municipal.

Por eso no extrañó que, a mediados de la década siguiente, aquel floreciente estándar llevara a las autoridades locales a proponer que Vallenar fuera designada capital no solo de la provincia de Atacama, sino que de la macro zona Atacama Coquimbo.

Esta iniciativa surgió cuando los vallenarinos se enteraron que el gobierno central pensaba quitarle la autonomía política y administrativa a la provincia de Atacama para anexarla a la provincia de Coquimbo, tal como ocurría hasta 1830.

Esta medida alertó a los vallenarinos que pusieron el grito en el cielo y se creó un “Comité de Defensa del Valle”. Por tal razón, según consigna el Diario Atacama, “plantearon que Vallenar merecía, en el peor de los casos, ser la capital de la Tercera Zona de Atacama/Coquimbo”, en la eventualidad que prosperara la propuesta gubernamental.

En pocas palabras, los vallenarinos hicieron propio el dicho popular: “En el pedir no hay engaños”, pero no por un mero capricho, sino porque se sentían orgullosos de la ciudad en la que vivían en aquellos años






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